martes, 20 de septiembre de 2011

Déjame...

...soplar en tu herida abierta así puede que cicatrice más rápido. Déjame recoger todos los pedazos de corazón que quedaron esparcidos por aquella habitación... Déjame aunque sea unos instantes intentarlo... Prometo recomponerlo con suma delicadeza.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Grisáceo

Triste amapola desolada por el paso del tiempo. Triste mañana de domingo lluvioso. Triste melodía suena en tu alma desgarrada por la carencia de unas manos que la acaricien. Triste... todo es triste hoy. Hasta el canto del jilguero que se aposta en ese ventanal.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Game Over

Apostaste por él y perdiste. Fue así. Pero nadie te quitará el placer que sentiste en cada apuesta que jugaste, en cada dado que tiraste, en cada ficha que moviste. Ahora no hay más fichas con las que jugar... ni siquiera esas que guardabas en aquel cajón. Parece que esta vez es la definitiva. La partida ha terminado.

Para R.E

domingo, 11 de septiembre de 2011

Obsesión

Y de repente él la sorprendió por detrás. Ella no sabía quien era y comenzó a gritar. Él más sádico que nunca le tapó su pequeña boca sometiendola a su voluntad.

"¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?" Alcanzó a decir antes de que todo se volviera oscuridad.

Todo estaba preparado para la tortura definitiva. Sus correspondientes artilugios ordenados según el grado de dolor inflingido. Y esa cabina asfixiante donde la metió y observaba con fascinante devoción y grandes dosis de inmoralidad. Había sido pasto de su obsesión perversa durante semanas y el momento cumbre se acercaba.

"Te voy a llevar a un millar de sucios caminos donde expresar mi alemana infancia", pensó él mientras tocaba una y otra vez a su frágil víctima adormecida por el golpe.

De repente, ella abrió los ojos y sólo alcanzó a escuchar una perversa y lasciva voz que susurraba: " Estos ojos horribles quieren verte berrear..."

domingo, 4 de septiembre de 2011

Ecos

Prefiero la música triste de una marcha fúnebre antes que el silencio de las tumbas frías.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Los gritos no se guardaban en los libros. Los insultos estaban mal vistos en las imprentas. Y se alegró al pensar que todas aquellas palabras se olvidarían muy pronto en el fin de los vientos.

Cacófono Impertinente.