sábado, 27 de agosto de 2011

Alfy and Angy y los estudios

Alfy: Últimamente estoy muy desconcentrado... eso me asusta

Angy: ¿A que es debido ese déficit atencional? Usa... ¿tacones o pistola?

Alfy: Me encantaría que usase las dos cosas... qué morbo... pero esta vez no se trata de sexo...

Angy: ¿Y entonces?

Alfy: Es la maldita carrera. No sé que hacer con ella y lo que es peor no sé qué hago en ella. Soy un maldito títere hispánico...

Angy: Deja de compadecerte y dame argumentos válidos.

Alfy: Leo el mismo texto miles de veces y soy incapaz de retenerlo en mi memoria más de 3 segundos seguidos, por eso tengo que volver a empezar y no avanzo. Vivo anclado en unas cuantas líneas que ni siquiera llego a entender. Es cómo si padeciera uno de esos trastornos en el retén de información. No me extrañaría que se me hubiese atrofiado algún almacén cerebral...

Angy: Vuelves a ser el mismo hipocondriaco de antaño. ¿ Por qué no cierras los malditos apuntes por unos instantes, y sales a pasear? Un poco de aire fresco aliviará tu atolondrada cabecita.

Alfy: No tengo ni ánimos ni fuerzas siquiera para emborracharme y caer desplomado al suelo.

Angy: ¿Por qué siempre acabas haciendo lo que los demás quieren? Ya sé que suena a tópico, pero súbete los pantalones y no vivas arrastrado a la imposición de los demás.

Alfy: Soy lo peor de los peores fracasos jamás escritos... Creo que ya es hora de usar ese trozo de cristal de una botella rota que encontré en aquella esquina donde trabajaba esa encantadora prostituta coja.

Angy: Siempre acabas en la salida fácil...

Alfy: Es la única que conozco.

Angy: No eres más que un borrego que está reclamando a balidos unas tijeras que lo trasquilen.

Alfy: Trasquilame, pues.








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